


























VENEZUELA NO ES CUBA: ¡CARAJO!
Uno se cansa de que le aseguren que Venezuela es Cuba. Hay que ser bien IMBÉCILO o IMBÉCILA para ir por ahí asegurando tal cosa. Ni Venezuela es Cuba: ¡ni los venezolanos son cubanos!
Venezuela ha distado mucho de parecerse a la Cuba de ahora o a la Cuba de antes de enero de 1959, cuando los Castro llegaron al poder. Entonces Cuba era el tercer país de la América hispana, detrás de Argentina y México. Cuba, una islita que no tenía más de 7 millones de habitantes, era uno de los cinco países latinoamericanos con más universidades per cápita y menos analfabetismo que la inmensa mayoría de sus vecinos de origen hispanos. Los cubanos vieron la televisión a colores PRIMERO que los norteamericanos y que los canadienses. De hecho, fue el primer país del continente americano donde llegó la televisión a colores… ¡primero que cualquier país europeo, incluyendo Alemania y Gran Bretaña!
En la Cuba pre-Castro había más teléfonos y más aparatos de televisor, per cápita, que en Estados Unidos y más cabezas de ganado, per cápita, que el para-entonces país más poderoso del planeta Tierra.
Cuba tenía un sistema ferroviario mundialmente-envidiable y una “Carretera Central” moderna, para la época, que recorría la isla de rabo a cabo, con ramificaciones paralelas hacia las ciudades y pueblos en sentido norte-sur.
Además de ser el primer productor y exportador de azúcar del mundo, Cuba exportaba frutas, tabaco y ron a Estados Unidos, principalmente. Tenía una importante industria turística, superior – para entonces – a la región del Caribe, incluyendo a México. Como toda capital importante en el mundo, tenía casino… mejores que en Las Vegas o Atlantic City. También tenía excelentes burdeles, debidamente controlados por las autoridades sanitarias. Éstos estaban, como en Ciudad México o París, en la “zona de tolerancia”, no desparramados por doquier. Jamás hubo en la Cuba pre-Castro lo que en Venezuela se conoció como “caminadoras”, prostitutas que buscaban negocio libremente por las calles, como era el caso de las avenidas Libertador y Casanova en Caracas. Por tal motivo, había un importante “turismo sexual”, muy popular entre los venezolanos pudientes de la época. También La Habana era famosa por su vida nocturna, comparada a Madrid o Buenos Aires.
Los norteamericanos iban a Cuba y compraban en grandes tiendas por departamento, como el mundialmente-famoso “Encanto”.
Tanto en educación, como en deporte y en medicina, la Cuba pre-Castro estaba a la cabeza de la América hispana. Fue en esa Cuba donde “se inventaron” los HMO, que luego los cubanos del exilio histórico establecieron en Miami, convirtiéndolos en un sistema de salud muy popular hoy en día en Estados Unidos. En la Cuba pre-Castro había más médicos por kilómetro cuadrado que en ningún otro país del continente americano, incluyendo a Estados Unidos y Canadá. Fue Cuba el primer país de la América Latina donde se llevó a cabo una operación de corazón, comenzando la década de los sesenta.
Había más Cadillac en Cuba, per cápita, que en Estados Unidos. El peso cubano llegó a tener más valor que el dólar norteamericano y que el canadiense.
En materia social, Cuba estaba a la cabeza de sus vecinos, con la “Constitución del Cuarenta”, promulgada el 1ro de julio de 1940. Tenía beneficios laborales inimaginables para el resto del continente, Estados Unidos incluido. Cuba contemplaba la “compensación laboral”, la jornada de 40 horas semanales y las “prestaciones sociales”. En la Cuba pre-Castro se implementaron los retiros, al estilo norteamericano, mucho antes que cualquier otro país hispanoamericano. El cubano jamás emigró. De hecho, hacía turismo en su propio país y si salía de la isla, no pasaba – en su mayoría – del Sur de la Florida… un “territorio”, para entonces, lleno de pantanos, mosquitos y culebras. Por $ 90, los neoyorquinos se montaban en un DC3, se bajaban en La Habana, almorzaban cangrejos moros o langostas y regresaban a New York por la noche. Ningún país del Caribe (incluyendo México), podía competir con la industria turística cubana.
El ron cubano era un producto de exportación mundial y la producción azucarera había que controlarla para que la misma no se excediera, perjudicando así su cotización en el mercado internacional, algo similar a las cuotas petroleras de la OPEP. Cada central azucarero tenía su cuota de producción y no se le permitía excederse.
Luego, entre el 1ro y el 8 de enero, llegó la noche. Los Castro se apoderaron del poder a pesar de no ser los únicos que luchaban por sacar al dictador Fulgencio Batista del Palacio Presidencial, al cual había llegado en la madrugada del 10 de marzo de 1952, luego de haber sido un presidente modelo entre 1940 y 1944.
La Venezuela actual, tampoco se parece – en lo más mínimo – a la Cuba de los Castro. Veamos.
En la Cuba de los Castro no se encuentran medicinas ni alimentos, aunque eso está cambiando ahora con la “apertura capitalista”.
Los cubanos, si pueden, emigran y muchos se lanzan al mar montados en precarias balsas o pagando para que los lleven a México o Estados Unidos. Los jóvenes salen de la isla en busca del futuro que en ella no tienen.
Los cubanos, empujados por el hambre que – sistemáticamente – produce el comunismo, son capaces de entrar en potreros y sacrificar el ganado que allí se encuentre.
En los bancos cubanos NO HAY EFECTIVO. Los cajeros automáticos, que han proliferado últimamente en ciudades importantes, suelen estar vacíos. La luz se va a cada ratico y en muchas zonas no llega ya el agua. El país se cae a pedazos. Las carreteras están llenas de huecos. Las centrales ferroviarias, que en su momento eran modelo de arquitectura, se han deteriorado a más no poder. Es un milagro encontrar una escalera mecánica que funcione.
El peso cubano, cada día, perdía su valor hasta llegar a no ser cotizado en el mercado interno o externo, como “moneda convertible” al dólar. Cuba tuvo que inventarse otras monedas no accesibles al común de la población.
En Cuba existen los CDR, “Comité de Defensa de La Revolución”, que funcionan como si fuesen “comunas” para controlar a los vecinos.
En Cuba ha existido durante décadas y décadas un control de cambio. Las elecciones son amañadas y controladas por el estado. Los “gobernantes” cubanos SON CUBANOS. Jamás ha habido en la Cuba de los Castro un “presidente” extranjero, como en la Venezuela de hoy.
Existen civiles “paramilitares” pertenecientes a las “brigadas de acción rápida”, financiadas por el régimen castro-estalinista, para reprimir cualquier manifestación que se intente en la isla; estos suelen trasladarse en motocicletas. Los niños son adoctrinados en escuelas que se desintegran físicamente por la falta de mantenimiento.
La policía y las fuerzas armadas están al servicio del régimen, en contra de la población civil.
Para ser atendidos en un hospital, donde no hay ni algodón, cada paciente tiene que llevar sus insumos, incluyendo el agua, las sábanas y las toallas.
En las universidades egresan médicos y abogados luego de estudiar un máximo de tres años. Hay presos políticos y la vida, en la isla, no vale nada. Frente al paredón de fusilamiento han muerto decenas de miles de cubanos y por sus cárceles han pasado centenares de miles: ¡incluyendo hombres, mujeres Y NIÑOS!
Los Castro, en Cuba, expropiaron ilegalmente comercios e instituciones que luego fueron abandonados por su improductividad. El cubano gana un promedio de entre $ 15 y $ 20 al mes. Una docena de huevos, por ejemplo, pudiera costar el equivalente a una semana de trabajo.
En la Cuba de los Castro se fueron cerrando o expropiando empresas hasta su desaparición total. Mucha de la comida que consume el cubano viene del exterior y los Castro, en gran medida, no pagan las facturas. En un momento dado, los cubanos se pueden encontrar sin papel higiénico… sin arroz, e incluso: ¡sin azúcar!
El régimen le echa las culpas a una especie de ¨guerra económica” diseñada e implementada por los norteamericanos o por cubanos exiliados en Miami. En foros internacionales, los funcionarios de la cancillería cubana aseguran que en Cuba todo está normal, que no hay crisis humanitaria y que el cubano no pasa hambre. El régimen ha vendido el cuento que Cuba es el primer país del mundo en materia de salud y de atención médica.
La industria azucarera, la principal fuente de ingreso de Cuba, similar a la industria petrolera de Venezuela, fue totalmente destruida por los Castro. La infraestructura de los centrales azucareros se fue deteriorando al punto de no retorno. Muchos centrales, equivalentes a los taladros petroleros en Venezuela, dejaron de funcionar y con el tiempo, en su mayoría, desaparecieron de la producción nacional.
En la Cuba de los Castro desaparecieron los repuestos de los vehículos y, eventualmente: ¡los vehículos! El sistema público de transporte se convirtió en un verdadero infierno. La corrupción, a todos los niveles, se disparó hacia el infinito: ¡y más allá!
En la Cuba de los Castro existe una FALSA OPOSICIÓN y cuando la situación lo amerita, esos líderes “opositores” salen a defender al régimen o a sus funcionarios. Existen, además, “los pinchos” que son – en cierta forma – “enchufados” que se benefician del régimen. Estos individuos tienen propiedades en Estados Unidos y algunos ya viven en el Sur de La Florida. Sus hijos, en su mayoría, viven y estudian en el exterior, gracias a las fortunas hechas a la sombra del régimen opresor y destructor.
Cualquier ANORMALO, ANORMALA, IMBÉCILO o IMBÉCILA que lea esto, llegará a la sencilla conclusión que VENEZUELA NO ES CUBA.
Lo triste del caso, sin embargo, es que un país como la Cuba castrista, que se está derrumbando con los segundos, haya podido apoderarse de Venezuela, sin que sus tiranos hayan tenido la necesidad, siquiera, de hacer sonar un solo triqui-traqui: ¡ni derramar una sola gotica de sangre! ¡Eso es lo más triste!
Lo más insólito del caso es que millones y millones de venezolanos (Y DE VENEZOLANAS) llegaron a pensar (y todavía muchos siguen pensando), que podían (y pueden) sacudirse de los Castro por la vía electoral… o marchando como enajenados mentales por las calles de las grandes ciudades venezolanas.
Lo más CONDENABLE del caso es la cooperación que recibieron los Castro de aquellos líderes de la supuesta oposición, permitiendo así la total ocupación, depredación y DESTRUCCIÓN de uno de los países más bendecidos por Dios: ¡Venezuela!
Miami 15 de enero de 2018
Robert Alonso
“Predicciones” para el Año 2018
Tal y como he venido haciendo en los años anteriores, aclaro que mis “predicciones” no están basadas en factores esotéricos, ya que ni soy brujo… ni mucho menos soy pitoniso o adivino. Mis “predicciones” están basadas en la pura lógica. Cualquier venezolano, a estas alturas del partido, que decida emplear un máximo de dos neuronas y un cuarto, podrá llegar a las mismas “predicciones” que Uds. están a punto de leer.
Comenzaré por el hambre. Los venezolanos, de verdad-verdad, conocerán el hambre en todas sus dimensiones. Los taladros de PDVSA están paralizados. El régimen está quebrado a más no poder. De aquí en adelante, Venezuela experimentará una hambruna como la que ocurrió en el llamado “Período Especial” de la Cuba de los Castro a partir de 1991, año del “colapso” de la Unión Soviética… que duró hasta finales de 1994. Durante ese período – entre 1991 y 1993 – el PIB cubano se contrajo un 36%. No vino a “recuperarse” hasta comienzos de 1995. Durante ese lapso de CUATRO LARGOS Y TORMENTOSOS AÑOS, los cubanos comieron mierda… y ésta no alcanzaba para todos. Contrario a la creencia popular, la hambruna vendrá a beneficiar al régimen, no será motivo de su destrucción, ya que cada venezolano se levantará todas las mañanas para buscarle el hueso con el cual hacerle el caldo aguado a su familia por las noches.
Sin los ingresos “regulares” (ya mermados desde hace muchos años), provenientes de la golpeada y abandonada industria petrolera, habrá dinero – SOLAMENTE – para mantener el standard de vida de los enchufados, que cada día serán menos, hasta quedar una cúpula tremendamente selecta, tal y como sucedió en la Cuba de los Castro.
El éxodo de la clase media venezolana se incrementará a niveles inimaginables durante este año que comenzó. Por supuesto, al régimen LE CONVIENE que desaparezca, absolutamente la clase media, tal como ha sucedido en Cuba, Nicaragua y Angola… entre otros países que sufrieron y han sufrido regímenes similares. Es la clase socio-económica más peligrosa para las tiranías. La clase pensante y productiva. Sin embargo, ese éxodo tiene que ser dosificado, para evitar una verdadera crisis regional, como sucedió durante el primer gobierno sandinista en Nicaragua, cuando los países vecinos comenzaron a llenarse de nicas que huían del castro-estalinismo internacional. Aquel éxodo generado en Nicaragua, fue uno de los factores que le dieron vida a la guerra civil nicaragüense que duró diez años y generó decenas de miles de muertos y centenares de miles de mutilados.
Para evitar el éxodo descontrolado y anárquico que experimentará Venezuela durante este año, posiblemente el régimen se vea obligado a cerrar las fronteras y a implantar fuertes controles para disuadir la emigración descontrolada. Venezuela verá cómo decenas de miles de venezolanos se lanzarán al mar como balseros, un fenómeno que ya ha comenzado a niveles pequeños y que se incrementará de manera insospechables durante este año, 2018.
Las madres venezolanas verán a sus hijos (e HIJAS) morir en conflictos armados extra-territoriales, que nada tienen que ver con Venezuela y su seguridad, tal y como sucedió – durante décadas – en la Cuba castro-estalinista y las llamadas “misiones internacionalistas”, donde decenas de miles de jóvenes cubanos murieron o fueron mutilados física y/o psicológicamente en guerras en Argelia (1973), Siria (1973), Angola (1975), Congo (1975), Etiopía (1978)… sin contar las incursiones extra-oficiales en Vietnam, Camboya, Colombia, El Salvador, Nicaragua y paremos de contar.
Se acabará la inflación… como sucedió en la Cuba castro-estalinista. No habrá medida para medirla, ya que desaparecerán los insumos y bienes de servicio. La yuca y el ñame, de conseguirse, siempre costarán lo mismo: ¡céntimos! El problema será que brillarán los alimentos por su ausencia, lo mismo con todo, incluyendo – por supuesto – los medicamentos. Se terminará de implementar el racionamiento sistemático, oficial, organizado y controlado electrónicamente. El paliativo a esta crisis humanitaria tan atroz, será las remesas que desde el exterior comenzarán a llegar, de manera regular, desde los rincones de todos aquellos países donde existan venezolanos “exiliados”. En Cuba, durante décadas, la inflación fue CERO. Ese “fenómeno” lo experimentarán los venezolanos, “de adentro”, a partir de este año y durante muchas, muchísimas décadas.
Desaparecerá el bolívar como moneda nacional. Esto ya lo estamos viendo a través de la implementación de las monedas “comunitarias”, algo que no sucedió – exactamente igual – en la Cuba de los Castro, donde llegaron a existir tres monedas: el peso cubano (que no servía ni para limpiarse el trasero), el llamado “chavito” y la MC, moneda convertible en divisas. En Venezuela habrá tantas monedas como “comunas” existan… un invento del llamado “Socialismo del Siglo XXI” que no existió en los países del bloque soviético, detrás de la “Cortina de Hierro”.
Aunque parezca increíble e inaceptable, la criminalidad se incrementará a niveles inimaginables. Si hoy la criminalidad es insoportable… y lo ha sido durante décadas, los venezolanos – a partir de 2018 – comenzarán a añorar los años anteriores, en materia de criminalidad y seguridad.
El sistema comunista se irá implementando – casi – por “generación espontánea”. No habrá necesidad de implementarlo de una manera oficial. Básicamente se acabará la propiedad privada, ya sea por abandono o por la imposibilidad de hacer con ella lo que normalmente se hace en países donde se respeta ese derecho consagrado universalmente. Las propiedades no podrán ser vendidas ni dejadas en herencia… y se irán cayendo a pedazos, por la falta de materiales para su mantenimiento. Vean las fotos de la Cuba actual, para que tengan una idea de cómo se verá Venezuela a partir de este año, 2018. Si hoy creen que el país está destruido, esperen a que pase este años y entre otros más… para que se den cuenta del grado de destrucción material que les espera a todos allá abajo.
Veremos a muchos, muchísimos, líderes de esa FALSA OPOSICIÓN, participar en el “gobierno” castro-estalinista de Venezuela, como sucedió en Nicaragua, donde hasta el cardenal nicaragüense y Príncipe de la Iglesia (católica), Miguel Obando Bravo, otrora el mayor líder de la oposición nica, se “asimiló” al régimen sandinista (castro-estalinista), formando parte del gabinete de Daniel Ortega. No se extrañen si vemos a la Maricori Machado y al mismo Ratonski… sin eliminar a Julio Borges, Manuel Rosales y, entre muchos otros, a Henry Ramos Allup, “dirigiendo” un ministerio o un instituto “autónomo”.
Los venezolanos conocerán la “nueva” constitución, la misma que fue escrita en Guanabacoa hace muchos, muchísimos años… y que, solamente, esperaba el tiempo adecuado para ser publicada, oficialmente. Será una constitución, como La Bicha, “aprobada” por el pueblo en una consulta “soberana y transparente”, por supuesto. Los Castro aplicarán la misma “maroma constitucional” que aplicaron en Cuba cuando proclamaron – desde el Teatro Carlos Marx de La Habana – la Constitución de 1976, la misma que ha sufrido tres enmiendas ya.
Bajo la “nueva” constitución, castro-estalinista y “bolivariana”, los venezolanos conocerán un nuevo “sistema electoral”… lo que vendrá a derrumbar todos los pronósticos que han venido escuchando y leyendo sobre el futuro presidencial de Nicolás Maduro. Venezuela será convertida en un sistema muy similar al soviético, manejada por un politburó, más que por un torombolo. Por supuesto, la dirección de este “nuevo” organismo tendrá su epicentro en la Guanabacoa castrista, donde se baila el guaguancó.
Los niños venezolanos seguirán creciendo bajo la doctrina castro-estalinista, hasta un punto en que considerarán que viven en un país “normal”, similar a todos los países del mundo, tal y como ha venido sucediendo en la Cuba de los Castro, desde que esos monstruos llegaron al poder en enero de 1959, hace ya 59 años. Este año los venezolanos verán, entre muchas otras cosas, la desaparición total y absoluta de las escuelas privadas.
Como en la Cuba de los Castro, la Iglesia (católica) será “asimilada” al régimen. Otras sectas o denominaciones cristianas harán lo propio, de no desaparecer por completo. Verán, los venezolanos… a partir de 2018 un verdadero incremento de la “religión de los orichas” o la “santería” propiamente dicha. Comenzará lo que en Cuba se conoce como “el sincretismo”, donde la santería se mezcla con el cristianismo para formar un verdadero arroz con mango.
Por supuesto, la llamada “oposición” terminará de desaparecer en 2018. Los venezolanos no les pararán, en lo más mínimo, a esos que se hacen llamar líderes de la Unidad. Como esos “líderes” están acostumbrados a vivir bien sin doblar el lomo, muchos optarán por “asimilarse” al sistema, tal y como he mencionado arriba. Habrá quienes tomen la vía del “exilio”, para ver si pueden seguir en la manguanga desde el exterior… tal y como ha sucedido, durante décadas, con muchos líderes de papel que salieron, han salido y están saliendo de la Cuba castro-estalinista.
Este año se consolidará, DEFINITIVAMENTE, el régimen de los Castro en Venezuela. A nadie le quedará la más mínima duda de que ese régimen está ahí para quedarse eternamente, hasta que sufra una metamorfosis pasada las décadas. Tal vez ninguno de los que hoy esté leyendo estas líneas, podrá ver un cambio substancial en lo que una vez fue Venezuela.
Si no es en este año, lo será en el siguiente o en los siguientes próximos. Venezuela será asimilada, OFICIALMENTE, como parte de la República Socialista de Cuba. Habrá una gran diferencia, sin embargo, entre los ciudadanos cubanos nacidos en Cuba y los ciudadanos cubanos nacidos en Venezuela. Estos últimos serán ciudadanos de tercera… plebeyos entre los patricios nacidos en Guanabacoa. Se olvidarán del “Gloria al Bravo Pueblo”, para aprenderse el himno del 26 de Julio. “Adelante, cubanos: ¡que Cuba premiará nuestro heroísmo!”
Miami 12 de enero de 2018
Robert Alonso